Barbara Sol Rivadeneira
viernes, 4 de marzo de 2011
Secuestrame la vida
y
no pidas rescate.
Quemando tan solo estas palabras, para que
no taches tan pronto mi cara.
Reite,
no hace falta que te explique.
Ay, sabes siempre escribo:
Que nos crucen los caminos del destino,
cruel asesino.
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